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Banco de La Coruña
Introducción.
Al amparo de la Ley de Bancos de 28 de enero de 1856, que estableció entre otras cosas la
pluralidad de entidades con facultad de emisión de billetes, un grupo de comerciantes y empresarios coruñeses promovieron
la creación de un banco propio que salvaguardara la autonomía local frente al establecimiento de una sucursal del Banco de
España dependiente de intereses centrales que pudieran suponer un obstáculo al desarrollo del comercio de la ciudad. Fruto
de estas gestiones fue la autorización para la creación del Banco de La Coruña por el Real Decreto de 25 de noviembre de
1857.
Con un capital social de cuatro millones de reales de vellón, podría haber llegado a emitir hasta un total de doce millones,
aunque del examen de sus balances se desprende que nunca superó los nueve, con una circulación media entre cinco y seis,
repartidos en billetes de 100, 200, 500, 1.000, 2.000 y 4.000 reales.
El decreto de 19 de marzo de 1874 fijó el monopolio de emisión por parte del Banco de España, obligando a la liquidación o
fusión con este de los bancos que a la sazón contaban con tal prerrogativa. Pese a la fuerte oposición de los accionistas
del Banco de La Coruña, que consideraron dicha medida ilegal y lesiva para sus intereses, finalmente se vieron forzados a
aceptar la liquidación de la sociedad en el mes de octubre del mismo año, poniendo fin a una corta pero intensa actividad.
Descripción.
Se produjo una única emisión compuesta por seis series, cada una de las cuales corresponde a un determinado valor: serie A
de 100 reales de vellón, la serie B para los billetes de 200 reales, la C para los de 500; la D para los de 1.000; la E
para los de 2.000; y finalmente la F para los de 4.000 reales. Dichas denominaciones se mantuvieron a partir de 1868, a
pesar de la oficialización de la peseta como nueva divisa, con una equivalencia de 4 reales de vellón igual a 1 peseta.
El diseño general es común en todos los billetes, impreso solamente por su anverso. En la parte superior presentan
un grabado de la Torre de Hércules con unos barcos al fondo, a ambos lados la serie y el número de control, bajo estos la
fórmula legal “El Banco de La Coruña pagará al portador…” y a continuación el valor, la localidad y un espacio para la
fecha de emisión y las firmas, las cuales se cubrían a mano. Además del billete propiamente dicho, tenían una doble matriz
de control. En la superior se registraban, también a mano, las firmas y la fecha; en la izquierda, figuran el número de
orden, la serie, el valor, y dos firmas adicionales para la toma de razón. Separando el billete y sus matrices tiene unos
adornos vegetales con el nombre del banco lo cual facilitaba el corte y su correspondiente control al efectuar el pago.
Las diferencias entre los distintos valores son tres: lo primero, como se ha indicado anteriormente, la serie y las marcas
de valor; en segundo lugar, variaciones en el diseño de las distintas cartelas y adornos florales; y, por último, el color
del papel, en todos lo casos muy tenue: rosa, amarillo, marfil, blanco, salmón y gris, respectivamente.
Las medidas aproximadas son de 200 x 125 milímetros, dependiendo del corte del billete; si incluimos las matrices, se
alcanzan los 290 x 185. Todos ellos presentan marca de aguas, que abarca el cuerpo del billete, consistente en una Torre de
Hércules, a los lados sendos rosetones con el valor en cifra y sobre ellos la leyenda BANCO DE LA CORUÑA.
No tengo constancia de que se conserve ningún ejemplar de esta serie en el sentido estricto de la palabra, es decir, que
contenga la fecha y las firmas de emisión y que, por lo tanto, haya tenido validez legal y algún tipo de circulación
monetaria. Las piezas conocidas carecen en todos los casos de dichos atributos, por lo que nunca han llegado a emitirse,
tener valor legal ni circulación de ningún tipo, tratándose a todas luces de algún excedente o muestra de dichas emisiones,
hecho que confirma la similitud de la numeración de todos los ejemplares estudiados.
A partir de este último dato, la numeración de las piezas existentes, podemos aventurar una estimación de la tirada real
de emisión, unos 24.000 billetes en total, repartidos aproximadamente de la siguiente forma: 10.000 de la serie A, 8.000
de la B, 1.750 de la C, 1.250 de la D, 2.250 de la E y 750 de la F. Ello nos daría un montante total de unos doce millones
de reales, cifra coherente con la reflejada en los balances sociales y a la que ya hemos aludido al principio de esta
página.
De las pocas piezas conocidas, una parte carecen de matrices, otros tienen solo la superior y los menos conservan íntegras
ambas. Otro dato curioso a reseñar es la presencia en algún ejemplar de un sello de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad
de La Coruña, circunstancia totalmente anacrónica puesto que esta institución fue fundada en 1876 mientras el Banco, como
hemos visto, se liquidó en 1874. Por tanto, es un añadido posterior a su época de circulación y sin relación alguna con
ella, lo que refuerza nuestra tesis de que se trata de ejemplares excedentes de aquella. Así, puede explicarse la
presencia de este sello no solo por tratarse de entidades financieras de la misma ciudad, sino también porque los
promotores de la Caja fueron los accionistas del Banco del Crédito Gallego, a su vez antiguos propietarios del Banco de La
Coruña. Habida cuenta de que La Caja de Ahorros de La Coruña desapareció como tal en 1944 tras la absorción de la de Lugo,
podemos hacernos una idea de la antigüedad del sello, finales del siglo XIX o principios del XX, y en consecuencia próxima,
probablemente, a la fecha de emisión real de los billetes.
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