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Santiago - Cocina Económica
Introducción.
La Cocina Económica, institución centenaria de la ciudad, fundada en 1891, y que desde entonces se dedica a dar de comer a
los menesterosos a cambio de un precio simbólico, así como otros servicios complementarios con carácter gratuito como fueron
durante muchos años la educación, tanto de niños como de adultos. Ya desde su fundación, y como se recoge en los propios
estatutos, se contempla que el pago de las comidas se realice mediente bonos, siendo las raciones de 5 céntimos o multiplos
de dicha cantidad, por ser ese el valor único de los bonos.
Por la investigación llevada a cabo por Miguel Ángel Sánchez del Río para su tesis doctoral, sabemos que hubo las siguientes
series:
1. Una emisión de bonos en cartón azul de 5 céntimos; se hicieron en 1891 para la inauguración
con un total de 24.000 piezas.
2. Al año siguiente se repite emisión ante el mal estado de la anterior. En este caso, son de color verde y un total de
100.000 piezas, dejando de tener validez las precedentes.
3. Para incentivar el uso de la escuela asociada se adquirió la costumbre de inhabilitar el bono cortándole una esquina y
este se validaba de nuevo mediante un sello disponible en aquella para tal fin.
4. En paralelo se registran emisiones para comidas extraordinarias realizada por el mismo promotor. Consta, por ejemplo, la
realizada por el periódico El Eco Gallego entre el 1 y el 3 de Enero de 1901 con motivo del cambio de siglo de las que
imprimió 2.000 bonos en sus propios talleres.
5. El uso frecuente de los bonos en papel y la costrumbre citada en el punto tres llevan a su rápido deterioro, lo que obliga
a constantes reposiciones. Por ello, en 1903 se decide su sustitición por fichas metálicas, aunque estas no entraron en
circulación hasta el año siguiente. Se fabricaron en aluminio, a martillo, por valor de 5 céntimos y se emitieron 100.000
unidades que se introdujeron de forma paulatina hasta que en 1905 desapareció definitivamente el papel. En ese año, el
deterioro de las fichas, de baja calidad, es notable, por lo que se aprueba una ampliación de la emisión para sustituir las
gastadas, al tiempo que se añaden unas nuevas por valor de 2 1/2 céntimos, equivalente a media ración.
6. En 1915, el aumento de precios obligó a la subida de las tarifas de la Cocina. Ello llevó a la necesidad de acuñan nuevas
fichas por valor de 10 céntimos y la eliminación de las de 2 1/2. El fabricante fue la Joyería Malde, fundada en 1898 en A
Coruña y con establecimiento en Santiago desde 1933. Se acuñaron también a martillo y estuvieron en uso hasta, al menos, los
primeros años de la post guerra. Se fabricaron en aluminio de mejor calidad y su diseño es muy similar a la emisión anterior.
7. En los años 50-60 del siglo pasado, se utilizaron de nuevo vales en cartulina. Se conocen como mínimo de 60 céntimos para
desayunos, de 1.50 pesetas para comidas y 25 y 50 céntimos suplementarios para comidas (sic).
8. Un bono emitido por el Ayuntamiento de Santiago con motivo de las fiestas patronales válido para una comida extraordinaria
el 25 de julio de 1956.
Por otra parte, en 1915, con motivo del Año Santo, se autorizó una emisión de un millón de viñetas postales a beneficio de
la cocina económica por valor de 1 céntimo. Aunque extrictamente no sirvió de medio de pago, nos parece positivo incluirlas
pues ayudaron a financiar su funcionamiento un año de especial carga por la presencia de peregrinos sin recursos.
Asimismo, la institución nos informó que aquellos indigentes sin medios para costearse la comida podían conseguir vales
gratuitos en Cáritas. Puestos en contactos con ellos, me confirman dicho extremo, facilitándome un ejemplar de los que se
utilizan en la actualidad y señalándome, al mismo tiempo, que es una práctica muy antigua y que los vales han cambiado con
el tiempo pero sin poder aportar, de momento, mayor información respecto a los anteriores, por lo que es posible que en el
futuro se localicen nuevas piezas.
Descripción.
De las primeras emisiones desgraciadamente no se conserva ningún ejemplar ni detalle de los mismos.
La primera acuñación en aluminio presenta en el centro del anverso la cruz de Santiago y alrededor la leyenda COCINA ECONOMICA
· SANTIAGO · y en el reverso en valor numérico y alrededor RACION DE · CENTIMOS ·.
Como se ha dicho anteriormente, el diseño de la segunda serie fue muy similar con cambios sutiles: la tipología es más
redondeada y con mayor separación entre letras; los puntos de la leyenda se sustituyen por cruces; el 5 del valor es más
achatado y con cola y finalmente la cruz está más separada de la leyenda.
Los bonos emitidos en los años 50 se realizaron en cartulina impresa a una sola cara. Desconocemos sus medidas pero todos
presentan el mismo diseño: en la parte superior el nombre de la entidad, a continuación su utilidad y por último el valor
monetario. Son respectivamente de color marrón, rosa, azul y amarillo.
El bono del ayuntamiento de 1956 también está hecho en cartulina, de color blanco con caracteres en azul y un sello de control
en tinta. Incluye el título del emisor y las instrucciones para su uso.
La viñeta de 1915 representa al Apóstol Santiago sedente con las leyendas AÑO SANTO 1915 SANTIAGO DE COMPOSTELA, además en un
pequeño recuadro a los pies del Santo aparece el sepulcro y la estrella que permitió su descubrimiento.
El vale emitido por Caritas tiene inscrito solo el anverso y en él se recoge la leyenda VALE PARA COCINA ECONÓMICA DE
SANTIAGO, y espacios para indicar, en su caso, el número de comidas, los datos del beneficiario, la fecha y la firma de
control. Asimismo incluye el sello de la institución.
Reconocimiento.
Quiero agradecer la amabilidad con la que me trataron las hermanas que atienden la Cocina Económica de Santiago, en especial
Sor María Esther, que me puso en contacto con el gerente Antonio Noya quien, a su vez, me atendió con sumo interés,
facilitándome cuanta información disponía al respecto. Asimismo, el reconocimiento a Caritas de Santiago, y en especial a
Berta y Agustín, que recibieron esta iniciativa con gran entusiasmo y me facilitaron toda la información a su alcance.
Por último, mi reconocimiento a Miguel Ángel Sánchez del Río quien tuvo la gentileza de compartir conmigo, incluso antes de
su publicación, el contenido de su tesis doctoral, de la que he obtenido la mayoría de la información aquí reflejada. Puede
accederse a su contenido en el siguiente enlace.
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